A través del tiempo nuestros ancestros, se han curado de un sin número de enfermedades, heridas y dolencias, de una forma natural y aprovechando los productos mismos que la madre naturaleza nos provee y sus muchos preparados tradicionales todos derivados de la botánica, además de una gran cantidad de minerales que podemos encontrar por doquier en el subsuelo de nuestro precioso terruño sin aun haber pasado por allí el famoso y reconocido químico bacteriólogo francés “ LOUIS PASTEUR” ( 1822- 1895 ).
La mejor medicina sin químicos, es la “Homeopática” reconocida y practicada con sabiduría, por un usual “ Curandero “, que casi nunca procuraba más que ayudar y curar a sus semejantes sin usar ningún barbitúrico o fármaco que en la gran mayoría de las veces son fabricados con mínimas cantidades de extractos de raíces, tallos, hojas, flores y frutos e inclusive semillas; cuya variedad es tan innumerable como las mismas recetas que nos dejaron como valioso legado, aquellos hermanos indígenas que desde todos los confines de la tierra a través de los siglos nos han venido aportando información naturista de gran valor para el bien de toda la humanidad.
Así pues que a reconciliarnos de nuevo con las plantas y sus frutos, que en casi todos ellos encontramos una fuente inagotable de maravillosos aportes curativos; aparte de los nutrientes ya conocidos por todos.
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